Desde el comienzo de los movimientos feministas la mujer ha ganado en derechos y ha perdido en identidad. Ha triunfado en lo público y se ha desestabilizado en lo privado. Está más empoderada que nunca, pero se considera una víctima. Realizada en lo profesional, experimenta una gran soledad en lo personal. Se ha liberado sexualmente, pero se siente vulnerable. Ha perdido el rubor, pero exige respeto. Todo le está permitido y, sin embargo, no encu...