Vamos arrostrando los días, rastreando el bosque de la realidad, como oseznos ciegos en un páramo que van buscando alimento.Nacemos y desnacemos, cada día, a cada hora, y , la vida, nos concede innumerables ocasiones de abrir la puerta grande de los Manantiales Límpidos: nuestros tesoros interiores donde permanece escondida la suerte de la dicha y la alegría del vivir.Es preciso orillar la miseria del postureo clásico, y la mentira de los zumos d...