Hasta finales de la noche, el silencio brilla acuarelas del alma. Dibuja hermosas historias en la cabeza, deseando que florezcan las ma?s puras rai?ces del corazo?n. Abraza un ma?s alla? de nosotros mismos, un ma?s alla?, del deseo difuminado entre las sonrisas de pla?stico que brindo? el di?a. El deseo impaciente es: admitir ser feliz, anidando a la mejor imaginacio?n, y, escribiendo en el alma el verbo que borra a la tristeza y a la vergu?enza....