El 9 de abril de 1948 sirve como punto de partida para recrear los elementos de esta historia, que por medio de los sentimientos y pasiones de una acomodada familia bogotana proponen un espacio de fantasía y locura que se advierte influenciada directamente por la revuelta que se sucede en las calles de Bogotá. Las análogas metáforas que sustentan el transcurso del espectáculo, entre lo que le sucede a la casamentera y su familia, y los acontecimientos que terminaron con la vida del caudillo liberal proponen al espectador una lectura diferente de su realidad, permitiendo también al autor romper la lógica formal de la historia y encontrar motivaciones para tener su propio punto de vista sobre la misma.