Desde hace algún tiempo se ha venido insistiendo en la necesidad de que el profesor se convierta en un agente de cambio del sistema educativo, como medio sin el cual no es posible mejorar la calidad de la formación que los estudiantes alcanzan en su escolaridad. En consonancia con ello, se espera que el profesor sea un profesional reflexivo, capaz de adelantar procesos de innovación e indagación acerca de su quehacer como docente. Entender y aceptar esas exigencias y expectativas del sistema como legítimas y válidas puede ser relativamente fácil para el docente. Sin embargo, convertir en hechos de la propia practica aquello que otro establece o sugiere no es nada fácil, máxime cuando hay involucrada tanta complejidad como la que caracteriza los procesos de enseñanza y aprendizaje en un salón de clase. La razón es que lo que sucede en un salón de clase depende en buena medida de lo que el profesor permite y promueve y, a su vez, esto está determinado por sus concepciones, creencias, conocimiento y experiencias con respecto a lo que es aprender y enseñar un tópico determinado. Actuar de manera sistemática, creativa, autónoma y coherente con unos ciertos principios que se aceptan como pertinentes y atinados requiere ver las cosas de una cierta manera; así que, para que el profesor se convierta en un agente de cambio no es suficiente que entienda y acepte lo que establecen o sugieran quienes hacen las políticas educativas. El programa de desarrollo profesional al que se refiere esta publicación, aborda de manera sistemática y directa la problemática de iniciar y promover un cambio en el sistema de creencias de las profesoras de matemáticas participantes en el programa, como medio para incentivar cambios en su que hacer docente. En el marco de este programa con la investigación acción participativa como método para guiar el proceso y contando con la asesoría permanente de una investigadora- las profesoras participantes identificaron y definieron un problema con respecto al significado que sus estudiantes daban al uso de las letras en álgebra; lograron ver que dicho problema dependía por lo menos parcialmente del currículo desarrollado en sus clases y así se convencieron de la necesidad de hacer cambios curriculares; y como respuesta a ello, se embarcaron en la construcción de una innovación curricular que atendiera el problema identificado por ellas. Entender y aceptar esas exigencias y expectativas del sistema como legítimas y válidas puede ser relativamente fácil para el docente. Sin embargo, convertir en hechos de la propia practica aquello que otro establece o sugiere no es nada fácil, máxime cuando hay involucrada tanta complejidad como la que caracteriza los procesos de enseñanza y aprendizaje en un salón de clase. La razón es que lo que sucede en un salón de clase depende en buena medida de lo que el profesor permite y promueve y, a su vez, esto está determinado por sus concepciones, creencias, conocimiento y experiencias con respecto a lo que es aprender y enseñar un tópico determinado. Actuar de manera sistemática, creativa, autónoma y coherente con unos ciertos principios que se aceptan como pertinentes y atinados requiere ver las cosas de una cierta manera; así que, para que el profesor se convierta en un agente de cambio no es suficiente que entienda y acepte lo que establecen o sugieran quienes hacen las políticas educativas. El programa de desarrollo profesional al que se refiere esta publicación, aborda de manera sistemática y directa la problemática de iniciar y promover un cambio en el sistema de creencias de las profesoras de matemáticas participantes en el programa, como medio para incentivar cambios en su que hacer docente. En el marco de este programa con la investigación acción participativa como método para guiar el proceso y contando con la asesoría permanente de una investigadora- las profesoras participantes identificaron y definieron un problema con respecto al significado que sus estudiantes daban al uso de las letras en álgebra; lograron ver que dicho problema dependía por lo menos parcialmente del currículo desarrollado en sus clases y así se convencieron de la necesidad de hacer cambios curriculares; y como respuesta a ello, se embarcaron en la construcción de una innovación curricular que atendiera el problema identificado por ellas. El programa de desarrollo profesional al que se refiere esta publicación, aborda de manera sistemática y directa la problemática de iniciar y promover un cambio en el sistema de creencias de las profesoras de matemáticas participantes en el programa, como medio para incentivar cambios en su que hacer docente. En el marco de este programa con la investigación acción participativa como método para guiar el proceso y contando con la asesoría permanente de una investigadora- las profesoras participantes identificaron y definieron un problema con respecto al significado que sus estudiantes daban al uso de las letras en álgebra; lograron ver que dicho problema dependía por lo menos parcialmente del currículo desarrollado en sus clases y así se convencieron de la necesidad de hacer cambios curriculares; y como respuesta a ello, se embarcaron en la construcción de una innovación curricular que atendiera el problema identificado por ellas.