Más allá de su contenido, las silvas americanas, son un ejemplo de la mejor poesía escrita en español en la primera mitad del siglo XIX. Desde sus años juveniles, en su Caracas natal, Bello había ido haciendo suyo un sistema literario, cuyos principios estaban inspirados en las poéticas aristotélica y horaciana, pero se creía más que en la autoridad de esas fuentes, en su racionalismo que, sin excluir el papel de la imaginación en la obra poética, indica la necesidad de someterla a los dictados de la razón, que concebía la literatura como un arte en sentido clásico, es decir, un sistema de reglas extraídas de la experiencia y pensadas después lógicamente que permiten realizar una obra de manera adecuada y repetible; que exigía cualidades intelectuales y aun morales a los poetas; que sostenía las ideas de la imitación y de lo natural, como rectoras de la literatura; del como misión de ella, del gusto como su fundamento. Esos principios, junto con la vocación americanista, rigen estas silvas que hoy presentamos al lector español.prodesse et delectare como misión de ella, del gusto como su fundamento. Esos principios, junto con la vocación americanista, rigen estas silvas que hoy presentamos al lector español.