Freda es rubia, de rostro dulce y pesa cien kilos. Tiene un carácter de mil demonios y cuando algo se le mete entre ceja y ceja no hay quien la detenga. Brenda, su apocada compañera de piso, lo sabe muy bien. Y lo que quiere Freda es a Vittorio, el sobrino del dueño de la fábrica embotelladora en la que ambas trabajan. La perfecta oportunidad para el amor se presenta en la excursión del domingo, la primera salida festiva que reúne a jefes y trabajadores de la fábrica.Apretujadas en un coche pequeño, Freda y Brenda se encaminan a Windsor con ánimos bien distintos: Freda está exultante, después de algunas caricias intercambiadas con Vittorio en los pasillos de la fábrica. Brenda, en cambio, tiembla cada vez que Rossi, el encargado del almacén, alarga la mano hacia el cambio de marchas, a dos centímetros de su muslo. Así las cosas, el día empieza con un cóctel de lujuria y nervios que no presagia nada bueno. Y claro, descubrir el cadáver no contribuirá a animar la fiesta.Apretujadas en un coche pequeño, Freda y Brenda se encaminan a Windsor con ánimos bien distintos: Freda está exultante, después de algunas caricias intercambiadas con Vittorio en los pasillos de la fábrica. Brenda, en cambio, tiembla cada vez que Rossi, el encargado del almacén, alarga la mano hacia el cambio de marchas, a dos centímetros de su muslo. Así las cosas, el día empieza con un cóctel de lujuria y nervios que no presagia nada bueno. Y claro, descubrir el cadáver no contribuirá a animar la fiesta.