Un genio. Un hombre vulgar. Un niño explotado. Un prodigio musical. Un compositor tan privilegiado, que componía toda la obra en su memoria y después la pasaba al papel. Una memoria tan asombrosa que jamás olvidaba nada y que era capaz de reproducir, nota por nota, una pieza que hubiese escuchado una sola vez.Wolfgang Amadeus Mozart fue quizás el músico más grande de todos los tiempos, un cerebro de esos que marcan época, rompen barreras, innovan, trascienden límites. Y, como muchas veces pasa, fue también un incomprendido por un tiempo al cual él se había adelantado. Su historia, es tan fascinante como su personalidad, porque además de existir como genio existió, fundamentalmente, como hombre.Wolfgang Amadeus Mozart fue quizás el músico más grande de todos los tiempos, un cerebro de esos que marcan época, rompen barreras, innovan, trascienden límites. Y, como muchas veces pasa, fue también un incomprendido por un tiempo al cual él se había adelantado. Su historia, es tan fascinante como su personalidad, porque además de existir como genio existió, fundamentalmente, como hombre.