Con pocas excepciones, puede decirse que en general la Constitución original expedida en 1991 parece salir bien librada en este texto, pero no ocurre lo mismo con sus numerosas reformas, ni tampoco con su desarrollo jurisprudencial o legislativo, mucho menos con su capacidad de impactar la realidad. Las expectativas que se hicieron presentes durante el proceso de reforma constitucional entre 1990 y 1991, así como la persistencia de la mayor parte de los problemas que se quisieron resolver con su expedición, resultan aquí analizados, pero con la peculiaridad de ofrecer explicaciones sobre el presente por el que transcurre el orden colombiano y el futuro en el que parece que se desenvolverán las instituciones. No es pues solo un balance de cierre sino, y ante todo, de apertura de perspectivas de estudio.