La libertad, hay que reiterarlo, ocupa no solo el centro del pensamiento antropológico renacentista, sino el pensamiento antropológico cervantino. Con Cervantes, decía el nobel poeta Octavio Paz, “comienza la crítica de los absolutos: comienza la libertad”. Y comienza, añade, “con una sonrisa no de placer sino de sabiduría… Cervantes sonríe. Aprender a ser libres es aprender a sonreír”.