Orlando Mejía Rivera es voraz y prolífico a la vez. No es de esos intelectuales estériles que acumulan conocimientos inútiles porque son incapaces de metabolizarlos y convertirlos en creación o en reflexión. Al contrario, Mejía Rivera tiene una capacidad que deslumbra y desconcierta a la vez, tanto que uno siempre se pregunta de dónde sacará el tiempo para leer, vivir, pensar y escribir cada año lo que para una persona normal significaría el trab...