Cerca de 221 millones de personas en América Latina recibieron el siglo XXI en condición de pobreza. Esta situación que puede considerarse un desastre social no es ajena a los procesos de Independencia latinoamericanos, muchos de los cuales conmemoraron o llegarán pronto a doscientos años, y en donde los principios de igualdad y propiedad esencia del liberalismo democrático de la época se asumieron como privilegio de un reducido grupo aristócrata que concentró para sí la tierra y todos los campos de dominación económico-política, en yunta de negocios con gobiernos y empresarios extranjeros que en forma progresiva consolidaron sistemas altamente dependientes. Acudiendo a esa memoria y al análisis de las tendencias caracterizadas por la primacía de la economía sobre la política y por las exigencias empresariales privadas que reducirán la acción social de los Estados, este libro dice de qué manera ese modelo de dependencia y exclusión podría incrementarse, pero avizora también que América Latina tiene la alternativa de acudir a un maravilloso espacio cultural común que supere los intereses disonantes y los recientes tambores de confrontación definidos más allá de las fronteras regionales, para construir así la sinergia necesaria contra las razones de la pobreza y contra su posición tributaria de los centros mundiales de poder.Acudiendo a esa memoria y al análisis de las tendencias caracterizadas por la primacía de la economía sobre la política y por las exigencias empresariales privadas que reducirán la acción social de los Estados, este libro dice de qué manera ese modelo de dependencia y exclusión podría incrementarse, pero avizora también que América Latina tiene la alternativa de acudir a un maravilloso espacio cultural común que supere los intereses disonantes y los recientes tambores de confrontación definidos más allá de las fronteras regionales, para construir así la sinergia necesaria contra las razones de la pobreza y contra su posición tributaria de los centros mundiales de poder.