Cinco décadas han transcurrido desde aquel 11 de septiembre de 1973, cuando un golpe de Estado instigado por los Estados Unidos dio al traste con la “Vía chilena al socialismo”, un suceso que conmovió a toda nuestra región, y cuya sangre y legado político –neoliberalismo, privatizaciones, autoritarismo, tortura, cárcel, etcétera– se irrigaron por toda nuestra región.Hechos y sucesos que alcanzaron huella imborrable en la memoria colectiva y que hoy deben ser revisados y con sus destellos contribuir al diseño de las formas de acción política de estos días, en plena crisis sistémica del capitalismo. Una vuelta a la memoria a una nueva acción que no debe dejar de lado lo que nos recuerdan distintos actores de la realidad chilena en las páginas que integran este breve libro, entre ello lo enunciado hace un tiempo por Luis Sepúlveda, uno de los más recordados escritores chilenos:“[…] no hay honor más grande que el haber sido compañeros de lucha y de sueños de un hombre como Salvador Allende. No hay orgullo mayor que esos mil días liderados por el Compañero Presidente.[…] La historia oficial, la mentira como razón de Estado nos presenta como responsables de un crimen que, cada vez que intentan explicar, las palabras huyen de sus bocas pues no quieren ser parte del vocabulario de la vergüenza. Si nuestro intento por hacer de Chile un país justo, feliz y digno nos hace culpables, entonces asumimos la culpa con orgullo. La cárcel, la tortura, las desapariciones, el robo, el exilio, el no tener un país al que volver, el dolor, si todo eso era el precio a pagar por nuestro esfuerzo justiciero, entonces sépase que lo hemos pagado con el orgullo de los que no renunciaron a su dignidad, de los que resistieron en los interrogatorios, de los que murieron en el exilio, de los que regresaron a luchar contra la dictadura, de los que todavía sueñan y se organizan, de los que no participan de la farsa pseudo democrática de los administradores del legado de la dictadura”.