Las caminatas urbanas, escribe Mauricio Tenorio Trillo, son como la paternidad: el ?nico pecado cuya condena es mejor que la absoluci?n. Un patasuelta empedernido, un pecador, recorre Berl?n, Barcelona y Ciudad de M?xico. Todas se le llenan de recuerdos propios y ajenos. Las ciudades le dicen qu? era el mundo, qui?n era ?l. Berl?n era y es una banca frente al lago Lietzensee, un ?rbol que habla con el viento, pero tambi?n un pol?tico asesinado a ...