Cuando no existían los juegos de ordenador, la televisión, .0el cine ni la radio, cuando era casi imposible tener un libro en casa, muchos hombres y mujeres, muchos abuelos y nietos se divertían proponiendo acertijos, adivinanzas y enigmas.Pues bien estas adivinanzas pueden servir, entre otras muchas cosas, para todo eso. A los juegos que se proponen al final podrían añadirse otros, como el de ordenar alfabéticamente los resultados, organizar pla...