Gilipollas es una palabra mágica; una palabra culta y popular que da mucho de sí. Primero, porque se dice igual en masculino que en femenino. Lo que evita que toda esta actual pandilla de cursis “semiprogres” que hablan en estéreo puedan establecer sus estúpidos matices de diferenciación de sexo; unos esquemas sin duda separadores que, además de bastante inútiles, son sumamente horteras, demagógicos y antiestéticos a más no poder.
Y además gilip...