En muchas compañías las decisiones de mayor importancia se atoran en la vacilación individual, el temor y la política burocrática. Pero estos son tiempos para un juego competitivo nuevo, el de la agilidad estratégica, en el que nada puede darse por sentado y ninguna ventaja competitiva puede durar para siempre. Para ganar, habrá que estar preparados para hacer compromisos reales sin demoras, una vez que se entiende una situación y se captan las o...