Juliana Acosta tiene un don muy especial: escucha a los ángeles. A los cinco años peleaba con su profesora de Religión porque mientras le enseñaba a temer el castigo de Dios por pecadora, Juliana repetía lo que oía en su interior: que Dios es amor y compasión, y que no hay por qué tenerle miedo. El 11 de septiembre de 2001, mientras las Torres Gemelas colapsaban, ella daba clase en Boston y tuvo que confesarles a sus estudiantes que recibía infor...