Nadie pone en duda, en la actualidad, que cualquier ser humano nace con la capacidad de aprender. Ya desde la infancia nos servimos de esa capacidad para asimilar el lenguaje y hablar o para coordinar nuestro cuerpo y andar. Todo el mundo aprende a hacerlo. Pero no todo el mundo aprende a escribir correctamente, por ejemplo, o a hablar una lengua extranjera. ¿Por qué es así si nuestro cerebro está preparado para ir aún mucho más allá?
La respu...