Ausencia compartida aloja un ruido secreto —a la manera de A bruit secrete de Marcel Duchamp —, que detona una sucesión de preguntas y se convierte en un ejercicio emocional. Treinta piezas disímiles oscilan entre lo público y lo privado, entre la revelación instantánea y aquello que no se percibe a simple vista en una imagen. La escritura de Ernest Hemingway, el arte zapoteco y mexica, el cine de Werner Herzog y de David Lynch, la obra de Robert...