Es de resaltar el humor que Orlando Arroyave Álvarez logra extraer de los personajes de Baila Sarah, baila. Fácil hubiera sido incurrir en patetismos maniqueístas cuando la tragedia irrumpe y cerca el relato. No ocurre así. Aunque no se esquivan las situaciones deprimentes, los personajes se visualizan en un dinámica vitalista que los exonera de la lágrima o de la debilidad, y cuando estas aparecen, son exageradas hasta el ridículo y la risa.La n...