Se ve que educar y cocinar pueden cabalgar juntos porque en una villa tinerfena La Matanza de Acentejo Lourdes hace aflorar como por encantamiento libros mal llamados de cocina cuando en la realidad entre el tufillo de los guisos se va cociendo una ensenanza magistral de nuestro hablar y escribir Estamos ante una cabeza sonadora inagotable que sabe arrastrarnos por el sendero del respeto a la lengua Serendipias en la cocina rezuma verdad en sus p...