Entre el vértigo de las cosas y su caótica impresión, Fernando Herrera Gómez se ha inclinado en por la más alta de las virtudes poéticas: la de la mirada (a)morosa, sin la cual no hay realidad contemplada. Verdad entrevista. El ojo, el olfato, la palabra, gozosos en su tránsito cotidiano, sostienen lo advertido en una suerte de eternidad suspendida, de modo que todo se nos ofrece de nuevo como si existiera por primera vez. En este caso, un país, ...