Entre el vértigo de las cosas y su caótica impresión, Fernando Herrera Gómez se ha inclinado en por la más alta de las virtudes poéticas: la de la mirada (a)morosa, sin la cual no hay realidad contemplada. Verdad entrevista. El ojo, el olfato, la palabra, gozosos en su tránsito cotidiano, sostienen lo advertido en una suerte de eternidad suspendida, de modo que todo se nos ofrece de nuevo como si existiera por primera vez. En este caso, un país, México, que más allá de lo previsible y conocido, el tesoro que el poeta quiere hacer también nuestro.Diario de viaje, libreta de apuntes, catálogo de impresiones, rompe la idea común que tenemos de la forma poética. No es el verso el que nos predispone al orden milagroso del mundo, sino la frase coloquial y sencilla, moneda que corre para todos. De su sencillez de propósitos, surge la belleza y el raro valor de este libro.Bocetos mexicanos por la más alta de las virtudes poéticas: la de la mirada (a)morosa, sin la cual no hay realidad contemplada. Verdad entrevista. El ojo, el olfato, la palabra, gozosos en su tránsito cotidiano, sostienen lo advertido en una suerte de eternidad suspendida, de modo que todo se nos ofrece de nuevo como si existiera por primera vez. En este caso, un país, México, que más allá de lo previsible y conocido, el tesoro que el poeta quiere hacer también nuestro.Diario de viaje, libreta de apuntes, catálogo de impresiones, rompe la idea común que tenemos de la forma poética. No es el verso el que nos predispone al orden milagroso del mundo, sino la frase coloquial y sencilla, moneda que corre para todos. De su sencillez de propósitos, surge la belleza y el raro valor de este libro.Diario de viaje, libreta de apuntes, catálogo de impresiones, rompe la idea común que tenemos de la forma poética. No es el verso el que nos predispone al orden milagroso del mundo, sino la frase coloquial y sencilla, moneda que corre para todos. De su sencillez de propósitos, surge la belleza y el raro valor de este libro.Bocetos mexicanos rompe la idea común que tenemos de la forma poética. No es el verso el que nos predispone al orden milagroso del mundo, sino la frase coloquial y sencilla, moneda que corre para todos. De su sencillez de propósitos, surge la belleza y el raro valor de este libro.