El personaje de estas historias padece en una impersonal oficina, esperando su jubilación; acosado por situaciones absurdas, perseguido por fantasmas invocados en el diván del analista, desgastado por la lija de la rutina, asistiendo a comités en medio de un enrarecido mundo laboral; mientras tanto, escribe.Juega a ser un oficinista bukowskiano; con plena conciencia de que así el sistema mismo genera sus más peligrosos enemigos. Con la certeza de...