<p>Y abajo, en lo que fue la planta inferior de la biblioteca, había libros. Cientos. Miles. Libros raros, que no se leen cuando dices que se lean. Ni siquiera se abren cuando dices que se abran. Los tienes que abrir tú, con las manos (y Dana levantaba sus manos para que Eli tuviera claro a qué se refería) Y no puedes marcar la parte de la historia por la que vas. ? Bueno? sí puedes. Al final descubrí que, si doblas una esquina de la hoja, puedes...
Antes de iniciar la lectura de tu eBook o Audiolibro, lee la guía para descargarlo.