<p>Hubo un tiempo en el que navegué en solitario por los confines de los mares.<br><br>Al ritmo de un barco de vela de ocho metros, me dediqué a traer poco a poco a la vida aquello que hasta entonces solo había formado parte de mi imaginación.<br><br>Así, me vi sumergido en una realidad dictada por los vientos y las olas, las estrellas, los rumbos y las velas. Visitado por miedos que creía olvidados y monstruos en la noche, y acompañado por gavio...