<p>Esta obra es una suerte de ritual primigenio que busca (más que plantear interrogantes acerca del ser y estar en este mundo) contestar esas preguntas que crecen a la par con nuestra conciencia. Un Dios difuminado ante el quehacer del hombre y sus dudas ingentes, por momentos, no es más que un testigo silente de un mundo donde el hombre y las fuerzas telúricas polarizan la atención del lector.<br>La voz del poeta se funde con un cuerpo de mujer...