<p>Cuando un grupo se conecta, se desvela un universo de emociones y posibilidades. La escena grupal no es cómoda: está tejida de miradas esquivas, palabras que cuestan y silencios que pesan, pero también de encuentros auténticos y descubrimientos compartidos. En estas páginas, María Estela Romero recorre experiencias reales de la terapia grupal, donde el lazo se transforma en motor de cambio. No se trata solo de hablar, sino también de escuchars...