<p>Es en el comienzo de la sequía, durante nuestra estación más lacerante, cuando Carmín ferroso abre su estrecho camino de polvo y sed hacia la memoria y el recogimiento. El poemario parte de la concordancia cíclica de los ritmos humanos con los ritmos de la naturaleza, que aquí es huella siempre de otra cosa, velo sobre velo, oficio de ritos minúsculos que solo una mirada sin sombras puede captar. Esto no quiere decir que estemos ante un libro ...