<p>Aprendieron (les enseñamos) que debían ser fuertes, valientes, protectores y proveedores. Que las emociones no se muestran. Pero la realidad cambió, y ahora les exige reconocer sus privilegios y hacerse cargo de las violencias que conllevan. A veces con alivio, otras con enojo y frustración, tienen que desaprender reglas que no inventaron y responsabilizarse de una herencia que no pretendían. Mientras lidian con mandatos y eluden prejuicios, c...