<p>Ron Malkowski miraba sombríamente hacia delante. Los tres policías que le custodiaban iban armados hasta los dientes. Era demasiado incluso para un hombre al que llamaban "La Bestia", que se enfrentaba a un juicio por veinticinco cargos de asesinato a sueldo.<br><br>Malkowski iba encadenado en la parte trasera del furgón de transporte de presos. Tenía las manos esposadas y también llevaba cadenas en los tobillos. Dos hombres uniformados se sen...