<p>«¿Y si el Fragmento Ámbar estaba destinado a permanecer oculto para siempre? ¿Y si esa clase de poder no debería ser nunca blandido por un humano?».<br><br>La promesa de un poder divino es capaz de corromper hasta el alma más pura, como una semilla infectada que extiende sus raíces hasta los recovecos más profundos del espíritu, fragmentando así la propia esencia humana hasta reducirla a un abismo de negrura y dolor.<br><br>En Aeldra, una tier...