<p>El Conde no era un hombre cruel, y cuando, al viajar en el bosque de país, se enconTró con una dama en apuros y le tocó el corazón. La señora fue Sabrina Melto, una joven, inocente com una belleza etérea y profunda a la vez. Los tiempos difíciles habían caído sobre su familia y ella se vio obligada a renunciar a sus posesiones más preciadas. Por bondad y la compasión, el Conde llevó Sabrina a Londres para comenzar una nueva vida, pero fue un g...