<p>El nieto de Noé comenzó a gestarse en aquellas mañanas cuando los dos primeros hijos del autor cursaban su primera escolaridad. Con su particular humor sutil, no carente de ternura, les narraba episodios donde los protagonistas eran animales encantadores y ridículos al mismo tiempo. Estos relatos completamente improvisados, mucho después, han sido cosidos con el diáfano hilo de la nostalgia y un cierto afán de recuperación de las infancias ida...