<p>La práctica de la oración empleando los salmos bíblicos forma parte de la denominada magia blanca o magia buena y es, sin duda, el medio más poderoso y más sencillo para comunicarse con las fuerzas celestiales. Los salmos son verdaderas fórmulas mágicas; las palabras que los componen poseen una fuerza especial, y eso no sólo en hebreo o en latín, que eran los idiomas en los que se salmodiaba en la Antigüedad. Cada salmo posee un efecto milagro...