<p>Desplegando sus alas de viajero, Dror levanta el vuelo de su tierra, Israel, y, luego de recuperar la libertad, palabra que lo ha acompañado desde el momento en que sus padres la escogieron para que fuera su nombre, sale de su kibutz, soltando las ataduras que le impedían expresarse libremente; y, aunque teniendo sus bolsillos escasos de dinero, con su corazón lleno de fe y esperanza emprende un viaje por dos continentes y once países de Europ...