<p>Cuando me miro en el espejo veo a un pibe que ha hecho mucho daño a otros pibes. Veo a un joven violento que ha llevado por el camino de la amargura a sus viejos. Veo a un golfo que ha traicionado a sus parejas. Pero hay algo más. Un leve, casi inapreciable brillo en los ojos, un pequeño rincón de paz. Y es que he conseguido con mucho sacrificio salir adelante y abandonar el pozo de las drogas gracias a mi religión: el boxeo. He llevado una ca...