<p>¿Y si un susurro despertara al hombre solo? ¿Y si el reloj y los tiempos acosados por el beso desterraran sus arrugas? ¿Y si volviera a las lides de los caminos sinuosos adoquinados de ensueños? Y el hombre lo hace entre retozos y llantos. Siempre lo hace y se destroza en un vaivén caníbal y dulzón. De tempestades a remansos de amor, inundan su vida nueva, su vida cierta. Brinca, cae, vuela y estrella su pudor en labios agrestes remozando el f...