<p>Fernando Álvarez de Toledo sabe que no le queda demasiado tiempo de vida. Desterrado en el castillo de Uceda por orden del rey Felipe II, a quien tanto y tan bien ha servido, como antaño a su padre el emperador Carlos, ha quedado en el olvido de su majestad. Pero no de la corte y, así, cuando se inicia la campaña de Portugal por la que el rey reclama el trono, será él el nombrado por todos para comandar los ejércitos del rey.<br><br>Aun cansad...