<p>¿Se puede, siendo un nieto inocente de toda infamia, hurgar hasta desentrañar los más viles secretos del abuelo? ¿Se puede permitir que el secreto nos atraviese, lanzándonos a hurgar en él como quien bucea en aguas de la infamante heredad? ¿Se puede reescribir los sueños del otro para intentar comprenderlo en su vigilia? ¿Se puede esgrimir la piedad para asomarse a la profunda impiedad del otro, o viceversa? Sí, se puede.<br>Así lo demuestra c...