<p>"No he pecado contra la luz": palabras intrigantes con las que John Henry Newman se defendía de sí mismo durante la enfermedad que lo puso a las puertas de la muerte en la primavera de 1833, perdido en lo más profundo de Sicilia. Los meses anteriores había recorrido el Mediterráneo, desde Gibraltar a Malta, Corfú, Nápoles y, sobre todo, Roma. La experiencia tuvo poco que ver con el consabido Grand Tour y mucho con una verdadera odisea interior...