<p>Emma Bau sólo llevaba casada tres semanas cuando los tanques nazis entraron en su Polonia natal.<br>Unos días después, su marido se vio obligado a desaparecer, y ella acabó prisionera en el gueto judío de Cracovia, hasta que la resistencia la sacó de allí. Entonces, Emma adoptó una falsa identidad y renunció a su religión.<br>La precaria situación de Emma no hizo más que empeorar cuando conoció al comandante Richwalder, un alto oficial nazi qu...