Postrado en una cama de hospital el inspector Alan Grant se aburre mortalmente Ni las anemonas de la senora Tinker su ama de llaves ni el ruibarbo estofado de la enfermera Darroll logran animarlo Pero un dia llega su amiga la actriz Marta Hallard con una vieja postal de Ricardo III y Grant queda fascinado por su enigmatico rostro
Ese no es el rostro de un monstruo jorobado ni del supuesto asesino de ninos que cuentan los libros de historia Con la...