<p>La vida es un ciclo implacable: nos aferramos a la juventud con la certeza de que el tiempo nos pertenece, hasta que un día despertamos y el cuerpo nos recuerda que la eternidad es un espejismo. Es entonces cuando la memoria se convierte en refugio, la familia en un espejo de nuestros aciertos y errores, y la muerte en una presencia inevitable, que se instala en la habitación como un visitante que ha llegado para quedarse.<br><br>Ricardo Benav...