<p>Bajo el influjo de verdades explosivas, sin el menor descuido, cada razón poética de este libro está marcada por la contundencia y espesura del pensamiento de su autora. Ante una aparente ausencia de disyuntiva, el paroxismo de los versos revive en carne ajena la intensidad del dolor que, durante y después de la lectura, seguirá gravitando en nosotros con su calada cercanía. Mataremos al hijo es una tesis atroz y, a la vez, balsámica. La propi...