<p>Trinidad no cree en la frase «el dinero compra la felicidad», porque a los veintiún años y a pesar de tener una vida acomodada, siente que ha perdido el rumbo. Su familia la desprecia, su novio le es infiel y lleva el peso de la crianza de su hijo. ¿Estudio o trabajo? Ni hablar. Sus días son una pesadilla que se repite, no sabe cómo liberarse de la creciente toxicidad que la envuelve como una soga que aprieta alrededor de su cuello.<br><br>Sin...