<p>El flagelo de la temporalidad produce, a la vez, horror y fascinación. La maldición de la finitud ha sido una de las obsesiones predilectas de la humanidad. "Siempre ?dirá Borges? es una palabra que no está permitida a los hombres". No obstante, existe un punto en que algo del orden de lo efímero puede ser trascendente. "Hay momentos en que el tiempo se detiene de repente ?cavilaba Dostoievski? para dar lugar a la eternidad". <br>Si la ilusión...