<p>Desde hace algunos años asistimos a un discurso solemne en defensa de la dignidad (de los trabajadores, de los más vulnerables ?los ancianos, los enfermos?, incluso de los animales), mientras en la práctica toleramos y hasta naturalizamos que amplios sectores carezcan de umbrales mínimos de bienestar. En ese abismo entre los principios que se declaman y los derechos concretos, la dignidad está maltrecha, como se ve en los hospitales, los geriá...