<p>No voy a presentar un libro. Tampoco ustedes leerán un libro. Vamos, más bien, al encuentro de una sensibilidad que resume el callado heroísmo del segundo capítulo del asalto al cuartel Moncada. Después de la acción, el 26 de julio de 1953, [?] había también que salvar a los muertos, a los mártires del olvido, del anonimato. Porque ellos, como dijo Julio Antonio Mella, aún después de muertos, seguirían siendo útiles. Ellos seguirían indicando,...