<p>Hablar mal de otro es un mal para la Iglesia toda, pues no se queda allí, en el mero comentario, sino que pasa a la agresión (al menos desde el corazón). Al murmurador San Agustín lo llama "hombre sin remedio". "Al no poderse excusar a sí mismos, están siempre dispuestos a acusar a los demás" (Sermón 19). A estos hombres, dice, "lo único que les queda es la enfermedad de la animosidad, enfermedad tanto más débil cuanto más fuerte se cree" (com...